viernes, 10 de diciembre de 2010

El 'Chacal' televisivo

Por paradójico que suene, una de las mejores creaciones que pudieron verse en le pasado Festival de Cine de Cannes fue una obra realizada para televisión: la mini-serie Carlos, escrita y dirigida por Olivier Assayas para Canal + Francia en asociación con el Sundance Channel.

Para contrarrestar el efecto de las ridículas tv-movies en torno a nuestra historia reciente, algunas inconscientemente cómicas, sería todo un gesto por parte de Canal + España programar en su parrilla esta serie de gran calidad de carácter histórico y realista (combina magníficamente la ficción con el material de archivo), profundamente política y revisionista, en torno a la agitada vida del terrorista Ilich Ramírez Sánchez, alias Carlos, más conocido como 'Chacal'. 

Desafortunadamente no parece que esto vaya a ocurrir. Probablemente porque Olivier Assayas no es un autor especialmente conocido en nuestro país, a pesar de ser uno de los cineastas franceses más importantes de los últimos 20 años. Un autor camaleónico que siempre ha mantenido un discurso coherente en el sibteto formal de sus películas. El hecho es que la mini-serie Carlos bien puede ser el perfecto punto de arranque para sumergirse en la obra cinematográfica de este cineasta, que a su manera resulta clave para entender el devenir del cine de autor contemporáneo.

En Carlos, Assayas recurre a la arquitectura cláscia de la crónica del gangster -nacimiento, ascensión y caída- para edificar una épica moderna de voluntad historicista. Tres bolques en los que se conjugan drama cirminal y acción ideológica a lo largo de las dos décadas de actividad del terrorista en la vida de Carlos, revolucionario de origen venezolano formado en la Unión Soviética, fundador de una red internacional de terrorismo comprometido con las "causas socialistas y los pueblos oprimidos" que deviene finalmente en un asesino a sueldo, un mercenario del terror contratado por gobiernos anti-imperialistas y hasta por grupos islámicos, que se convierte en una "curiosidad histórica" tras la caída del muro de Berlín.

Hay muchas razones para no perderse estas cinco horas y media de gran televisión. La miniserie Carlos no es sólo la expresión manifiesta o la esencia del cine de Assayas, sino que se trata de una pieza mayor de entretenimiento, de extraordinaria calidad, llena de emoción, acción y dramatismo. Es sobre todo la crónica crítica y objetiva de los derramamientos de sangre, las desilusiones románticas y las traiciones ideológicas que han consolidado el vacío político que hoy nos gobierna. No la dejen pasar de largo.


Rosa Ivars Ribes

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