El cine de animación de Dreamworks tiene su sello bien marcado en unas películas en las que el entretenimiento es su máximo exponente, las historias buscan un giro más o menos original dentro de los esquemas manidos y su ejecución técnica es de gran factura. Aun así, y aunque las comparaciones son odiosas, son inevitables en casos como este, ya que se demuestra que viven a la sobra de Disney/Pixar. No tanto por estar por detrás en cuanto a resultados artísticos, que lo están, pero es algo complicado de igualar, sino porque escogen historias cuyo calado suele ser inferior.
En Megamind encontramos un cierto reflejo de Los Increíbles (algo queno esconden los guionistas Alan J. Schoolcraft y Brent Simons). Una visión sobre los superhéroes que desde Dreamworks han querido darle la vuelta a la tortilla. Tratar esa dualidad/rivalidad entre el héroe y el villano y demostrar que la presencia del uno no tiene sentido sin la del otro y cómo sienten, piensan y se plantean su relación en el mundo imaginario de los superhéroes, aunque en este caso provengan de una galaxia lejana.
Rosa Ivars Ribes
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